martes, 13 de noviembre de 2012

domingo, 11 de noviembre de 2012


LA TEOLOGIA DE LOS GAZAS


Es importante, como una consideración preliminar, anotar que el tipo de religión predicada por
Zaratustra es lo que se llama religión reflexiva. Consiste en una fusión de una Vista del Mundo y una
Forma de Vida que se ofrece al creyente potencial para que la adopte, después de reflexionar, por ser
digna de aceptación. Un creyente es aquel que elige encontrar el mundo en la forma que la religión lo
ha declarado y, muy importante, se compromete a vivir de acuerdo la Forma de Vida que se le
presenta.
¿Cuál es el punto de vista de Zaratustra en los Gazas? Zaratustra concibe el mundo en el que vivimos,
como un teatro del conflicto entre dos espíritus morales (mainyus) diametralmente opuestos,
representan actitudes mentales en el campo psicológico y también vectores morales opuestos en toda la
creación. Estos espíritus son el Espíritu de Bondad (Spenta Mainyu) y el Espíritu de Maldad (Angre
Mainyu, que no se menciona en los Gazas sino en la literatura posterior). Sus características están
definidas con relación al concepto primordial de la teología de Zaratustra, Asha, que generalmente se
traduce por Verdad. La Verdad en este sentido se entiende como Verdad Absoluta, es decir la forma
ideal de la existencia del mundo, como lo ha concebido Ahura Mazda. Es la forma que el mundo
debiera tener, pero que es impedido por la acción del espíritu del Mal. Lo correcto es actuar de acuerdo
a la Verdad, por lo tanto Asha también se traduce como Rectitud. De hecho, ya que la teología de
Zaratustra esta siempre proyectada con una dimensión moral, Asha conlleva el doble significado de
Verdad y Rectitud.
Comprendemos al mundo como una creación divina, intrínsicamente buena, contaminada por el mal,
pero que puede ser perfeccionada por las acciones de los humanos en razón de su capacidad de
elección moral. La acción humana puede promover el bien y rechazar el mal y llevarlo a su eventual
desaparición del mundo, aun cuando puede seguir existiendo como una posibilidad conceptual.
De aquí se desprende la Forma de Vida en la teología de Zaratustra. De acuerdo con ella, los seres
humanos poseen, tal vez cultivado en diferentes grados, la calidad de la Buena Mente, Vohu Mana, que
es una creación divina en sí misma. La Buena Mente nos permite entender Asha, la Verdad Ideal;
también nos permite ver cualquier aspecto del mundo y reconocerlo por lo que es, por ejemplo, en que
forma y magnitud es imperfecto. Esto se aprecia al mirar la realidad y comprender que tanto se desvía
de su estado ideal, es decir, Asha. Esta forma de conciencia moral es lo que se conoce como buenpensar.
De este buen-pensar uno recibe inspiración para hacer lo que es recto, corregir el error para
perfeccionar el estado imperfecto. Cuando se formula y se sigue el curso de acción adecuado se le
llama buena palabra.
La inspiración que conduce a la acción es Spenta Armaity, traducida en el contexto religioso como
Piedad o Devoción y en el contexto moral, como Benevolencia o Recto-Pensar. Este espíritu es otro
aspecto de la Divinidad que nos inclina a pasar de la concepción recta a la acción recta. Por lo tanto,
con valor y confianza ponemos nuestros buenos- pensamientos e intenciones bien-formuladas, en
acción. A esto se le llama buena-obra. Así cristalizamos la trilogía Zoroastriana, frecuentemente
repetida: Buenos-pensamientos, Buenas-palabras y Buenas-acciones.
La consecuencia de las acciones que están acordes con esta forma de vida es que al actuar según Asha,
conduce al mundo hacia la perfección en cualquier forma y magnitud. En el mundo social traemos un
cambio que conduce a un orden social meritorio. Conforme el orden social se transforma en una
condición ideal, adquirimos el dominio ideal en el cual la persona de mente recta es feliz. Este estado
social ideal es conocido con el término Gázico Kshastra Vairya, otro de los aspectos divinos.
La persona que vive de acuerdo con esta forma de vida alcanza un estado de bienestar, un estado de
integridad síquica y espiritual que podría clasificarse como perfecto, en esta condición mundana. A
este estado se le conoce con el nombre Gázico de Haurvatat. La persona que ha vivido una vida de esa
forma, al morir, llega a un estado de felicidad inmortal, conocido como Ameretat.
En los Gazas, la vida después de la muerte se considera como un estado cuyo carácter es la
consecuencia de la calidad moral de la vida de la persona. La idea del juicio final a la persona se
expresa dramáticamente en el cruce del Puente de la Separación (chinvad peretu), donde los virtuosos
cruzan hacia la Casa de las Canciones, la mansión celestial, y permanecen en un estado “Mejor
Conciencia”. Los malvados caen en la Casa de la Falsedad, donde permanecen en un estado de “Peor
Conciencia”, apartados de la Verdad.
Las enseñanzas de los Gazas se centran en que el mundo está afectado por el sufrimiento, la injusticia,
la imperfección. La meta consiste en transformarlo y llevarlo a la perfección, es decir, de acuerdo con
la Verdad, por medio del poder de la Buena Mente. Un mundo así de perfecto traerá, progresivamente,
satisfacción a toda la buena creación. En esta forma se inauguraría el reino deseado, Khshathra Vairya,
donde la sociedad ideal manifestaría una existencia social pacífica, dentro de la cual todos los intereses
estarían balanceados y armonizados en un orden justo, ya que esa es la implicación de Asha. Este
objetivo depende de un pensamiento humano iluminado y una resolución humana mentalmente
correcta. De acuerdo a los Gazas esta es la meta religiosa y la voluntad de Ahura Mazda es que se
realice

martes, 23 de octubre de 2012

DIOS HA MUERTO.

Muchos conocemos esta frase y quien la dijo. Aquí está todo el contexto de la  misma: una auténtica descripcion de la era actual.

¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.

Fiedich Nietsche. La gaya ciencia.

sábado, 20 de octubre de 2012

POEMA ATRIBUIDO A PRISCILIANO

Quiero desatar y quiero ser desatado.
Quiero salvar y quiero ser salvado.
Quiero ser engendrado.
Quiero cantar; cantad todos.
Quiero llorar: golpead vuestros pechos.
Quiero adornar y quiero ser adornado.
Soy lámpara para ti, que me ves.
Soy puerta para ti, que llamas a ella.
Tú ves lo que hago. No lo menciones
La palabra engañó a todos, pero yo no fui
completamente engañado.
—Himno a Jesucristo, atribuido a Prisciliano.

miércoles, 10 de octubre de 2012


A PROPÓSITO DEL TOTALITARISMO
Texto aparecido en La Nouvelle Revue d’histoire
(2004)
Notable cuadro descriptivo de las prácticas totalitarias del siglo XX, la obra colectiva Une si longue nuit (Una noche tan larga) –publicada bajo la dirección de Stéphane Courtois– permite zanjar definitivamente ciertos puntos controvertidos, empezando por la legitimidad política y moral que resulta de la comparación entre la Alemania nazi y el comunismo soviético, y que llega a considerar estos dos regímenes más allá de lo que los distingue como representantes típicos de una forma política radicalmente nueva: el totalitarismo.
Falta por saber si el totalitarismo, en tanto producto innegable de la modernidad, ligado en su práctica a la racionalidad tecno-burocrática de las sociedades industriales, no tiene también cierto parentesco con otras formas políticas modernas. George L. Mosse pudo escribir que «Robespierre se habría sentido plenamente en casa en una reunión nazi de masas». Algunos podrían establecer también un paralelo entre el jacobinismo de 1793 y lo que Jacob Talmon llamó la «democracia totalitaria». Jacques Julliard afirmó por su parte: «El totalitarismo es, quizá, la democracia menos el sistema liberal representativo». Propósito que parece inscribirse en falso contra la alternativa contenida en el título de la colección donde aparece esta obra: «Democracia o totalitarismo».
Pero podríamos ir más lejos. Preguntarse acerca del totalitarismo exige, en efecto, examinar la mentalidad que la sostiene, identificar la naturaleza de sus aspiraciones. El fenómeno totalitario está fechado históricamente; pero la mentalidad que lo hace posible viene sin duda alguna de más lejos.
Los regímenes totalitarios han masacrado a gran escala y de una manera nunca antes vista. ¿Pero por qué lo hacen? Los amos de dichos regímenes no masacran por placer –hay que recordarlo– pero no sabemos por qué considerarían necesarias dichas masacres. No basta con describir el crimen; hay que preguntarse por las motivaciones del criminal.
Podríamos evocar aquí temas como la absolutización de la subjetividad («sólo me interesan los míos, los demás hombres son demasiados»), el deseo titánico o mesiánico de crear un «hombre nuevo» –deseo acorde con la exaltación del novum propio de la ideología del progreso– o incluso el tema del tercero excluido, que consiste en considerar al mundo dividido en dos campos en donde uno debe desaparecer («quien no está conmigo está contra mí»).
Pero el corazón del totalitarismo está en otra parte. Lo que los regímenes totalitarios buscan cuando quieren erradicar al «enemigo de clase» o «de raza», no es solamente suprimir cualquier oposición. Es alinear el conjunto del cuerpo social en un modelo único que se presume como el mejor. Es en el fondo la pasión de lo Mismo, la voluntad de reducir a lo único cualquier diversidad humana, cualquier complejidad de lo social, lo que los hace suprimir cualquier diferencia, cualquier desviación, cualquier pluralidad. Para definir esta voluntad por uniformar podríamos aludir a la ideología de lo Mismo y trazar su genealogía. Hace mucho, esto se limitaba a establecer que los hombres –más allá de lo que los distinguía en su existencia concreta– eran portadores de un alma que los ponía en una relación de igualdad ante Dios. Pero en la era moderna esta idea fue rebajada a la esfera profana. A la idea de que todos los hombres son fundamentalmente los mismos se suma la convicción de que también lo debían ser aquí abajo, al precio de suprimir las diferencias. En suma, se trata de hacer siempre a los hombres más semejantes. Es lo que los regímenes totalitarios han intentado hacer sólo que con mayor brutalidad.
Si admitimos que esta pasión por lo Mismo está en el corazón del totalitarismo, entonces las formas que asume se vuelven secundarias. Si definimos al totalitarismo no por sus prácticas ni por sus métodos, sino por su intención y su finalidad, se nos revela otra visión. Y nos conduciría a responder sin optimismo la cuestión que plantea Courtois: «Sólo el futuro dirá si el fenómeno totalitario no ha sido más que un paréntesis en el corazón del siglo XX, o si sigue su curso bajo una forma nueva en el siglo XXI».
Así, la ideología de lo Mismo más que nunca se encuentra en marcha. El irresistible movimiento de globalización, de esencia tecno-económica y financiera, cada día tiende más a desarraigar a los pueblos y las culturas, a las identidades colectivas y los modos de vida diferenciados. Los poderes públicos disponen además, hoy día, de medios de control que los antiguos regímenes totalitarios apenas pudieron soñar. ¿No sería posible llegar con suavidad, e incluso con el consentimiento de las víctimas, al estado de uniformidad que los sistemas totalitarios intentaron instaurar mediante la violencia? Tocqueville y Nietzsche, en registros muy diferentes, parecen haber previsto esto. El planeta transformado en un inmenso mercado homogéneo, una sociedad de vigilancia que poco a poco impone su designio: la «nueva forma» del totalitarismo no puede ser otra más que ésta.
Alain de Benoist
Traducción de José Antonio Hernández García
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sábado, 29 de septiembre de 2012

LA DOCTRINA DE LA UNIDAD EN EL ZOROASTRISMO


 http://www.scribd.com/doc/819620/La-doctrina-de-la-Unidad-en-el-Zoroastrismo

jueves, 27 de septiembre de 2012

LAS CANCIONES SAGRADAS DE ZARATUSTRA


PROLOGO A LAS CANCIONES
SAGRADAS DE ZARATUSTRA
-RABINDRANATH TAGORE-


El hecho más importante de la fascinante historia de Irán, es la reforma religiosa implantada por
Zaratustra. Él fue el primer hombre, que sepamos, que le dio un carácter moral y una dirección a la
religión y al mismo tiempo enseñó la doctrina del monoteísmo que ofreció una base eterna de realidad
a la bondad, como ideal de perfección. Todas las religiones del tipo primitivo tratan de mantener al
hombre sujeto a través de regulaciones de cumplimiento externo. No hay duda de que este tipo de
normas tiene el efecto hipnótico de sugerir vagamente una realidad de bien y mal; sin embargo, la
poca luz que arrojan producen fantasmas que conducen al hombre a aberraciones. Zaratustra fue el mas
grande de los profetas pioneros que mostraron el camino de la libertad al hombre, la libertad de la
escogencia moral, la libertad de la obediencia ciega a preceptos sin significado alguno, libertad de la
multiplicidad de templos que alejan nuestra práctica religiosa de una devoción simple y casta. Para
muchos de nosotros, hoy, nos parece una verdad elocuente cuando se nos dice que la bondad moral de
un acto viene de la bondad de la intención. Sin embargo es una verdad que una vez llegó a un hombre
como un rayo de luz revelador, en medio de la oscuridad pero que aun no ha llegado a todos los
rincones oscuros de la humanidad. Todavía podemos observar personas que siguen temerosamente los
caminos del formalismo ciego, con la esperanza de ganar méritos y que no tienen una fuente moral en
su mente. Esto nos ayudará a entender la grandeza de Zaratustra. Aun cuando se encontraba rodeado de
seguidores de ritos mágicos, proclamó en esos oscuros días, desprovistos de razón, que la religión
tiene su verdad basada en el significado moral, no en las prácticas externas de valor imaginario y que
solo eso puede sostener al hombre en su vida de buenos pensamientos, buenas palabras y buenas
acciones.
La expresión externa de la verdad alcanza su simplicidad a través de su realización interna. La
verdadera simplicidad es la fisonomía de la perfección. En el estado primitivo del crecimiento
espiritual, cuando el hombre está escasamente conciente del misterio del infinito en su vida y en su
mundo, cuando él no está completamente en conocimiento del carácter interno de su relación con esta
verdad, su primer sentimiento es de temor o de ambición de ganancias. Esto lo conduce a
exageraciones en el culto, convulsiones alocadas de ceremonialismo. Pero en las enseñanzas de
Zaratustra, que se pueden apreciar a través de sus Gazas, no existe casi mención alguna de ritualismos
de adoración. La conducta y sus motivos morales, tales como Vohu Mano, Asha y Aramaiti, reciben
prácticamente toda la atención.
La forma ortodoxa de adoración Persa en el antiguo Irán, incluía sacrificios de animales y ofertas de
haoma a los daevas. Que todo esto haya sido descontinuado por Zaratustra, demuestra no solo su
coraje, sino la fortaleza de su convencimiento del Ser Supremo como Espíritu. Se dice que Plutarco
mencionó: “Zaratustra le enseñó a los Persas a sacrificar a Ahura Mazda votos y actos de
agradecimiento.” Se puede apreciar la gran diferencia que existe entre la fe en la eficacia de los ritos
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mágicos sangrientos y el cultivo de los ideales morales y espirituales como la verdadera forma de
adoración. Es maravilloso ver como Zaratustra fue el primer hombre que cruzó esta distancia con
certeza de convicción la cual impartió ese fervor de fe en su vida y en sus palabras. La verdad que
cultivó su mente no fue algo que consiguiera prestado de libros ni que hubiera recibido de maestros.
No llegó allí siguiendo un camino especificado por las tradiciones. Le llegó como una iluminación de
toda su vida, casi como una comunicación de su propio ser y él proclamó la inmediatez de su
conocimiento con estas palabras:
Cuando Te percibí. Oh Mazda, como el Primero y el Ultimo. Como el más Adorable,
como el Padre del Buen Pensamiento, como creador de la Verdad y de lo Justo, como el Señor Juez de
nuestros actos en la vida, entonces hice un lugar para Ti en mis propios ojos”- Yasna,31-8
(Traducción D.J. Irani)
Lo inquieto de su propia alma le hizo decir:
Así anuncio al Más Grande de todos, elaboro mis cantos de alabanza a Él a través de la Verdad, que
ayuda y beneficia a todos los seres vivientes. Permitan que Ahura Mazda los oiga con Su Espíritu
Sagrado, ya que la Buena Mente me instruyo como adorarlo, Su Sabiduría me enseñará lo que es
mejor”. Yasna 45-6.
La verdad a la cual no se llega a través de un proceso analítico de razonamiento y no depende para
pruebas de la comprobación de hechos externos, o la fe y prácticas prevalecientes de la gente, la verdad
que llega como una inspiración, fuera de contexto con el ambiente que lo rodea, trae consigo la
seguridad de que procede de una fuente divina de sabiduría y que la persona que lo ha recibido ha sido
especialmente escogido y por lo tanto tiene una responsabilidad como mensajero de Dios. Zaratustra
sintió lo sagrado de su misión y creyó ser el medio directo de comunicación de la Verdad Divina.
Cuando el hombre trata a Dios como el dispensador de beneficios para quien lo adore y conoce el
secreto de propiciarlo, trata de mantenerlo para sí mismo o la tribu a la que pertenece. Pero cuando
cautiva la verdadera naturaleza moral y espiritual de Dios, que antes dio unidad a un pueblo en
particular, este conocimiento es lanzado abiertamente a toda la humanidad y ese conocimiento que una
vez dio unidad aun pueblo especial, trasciende los límites de la raza y reúne a todos los seres humanos
dentro de un círculo espiritual de unión. Zaratustra fue el primer profeta que emancipó la religión de la
estrecha idea de un Dios tribal, el Dios de un pueblo escogido y lo ofreció al hombre universal. Este es
un hecho extraordinario en la historia de la religión. El maestro dijo, cuando la iluminación llegó a él:
En verdad creo que Tu, Oh Ahura Mazda, eres el Dios Supremo Benevolente, cuando Sraosha o a mí
con la Buena Mente, cuando recibí Tu palabra por primera vez y ella me hizo sabio y aun cuando la
tarea es difícil y la desgracia llegue a mí, proclamaré a todo el mundo Tu mensaje, que Tu has
declarado que es el mejor”- Yasna 43-11
El ora a Mazda:
Esto te pregunto, dime verdaderamente, Oh Ahura, cual es la religión que es mejor para todos los
hombres, la religión basada en la verdad, que hace prosperar todo lo mío, la religión que establece
nuestras acciones en orden y justicia a través de las Canciones Divinas de la Perfecta Reverencia y
que a través de su deseo inteligente, te desea a Ti, Oh Mazda”. Yasna 44-10
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Con la firme seguridad y esperanza de alguien que ha recibido una visión directa de la Verdad, le habla
al mundo:
¡Préstenme atención, Ustedes que han venido desde lejos y desde cerca! Óiganme, pues hablaré
ahora; pesen bien todas las cosas, pesen mis palabras con cuidado y con mente clara. El falso maestro
no volverá a destruir el mundo por segunda vez, ya que su lengua permanecerá muda y su credo ha
sido expuesto”-Yasna 45-1
Creo que se puede decir sin ninguna duda que tan alta concepción de la religión, pronunciada con tanta
claridad, con una convicción tan segura de que es una verdad del máximo ideal de perfección que debe
revelarse a la humanidad, aun al costo de su propio martirio, es único en la historia de la religión en
una época tan remota del despertar de la civilización.
Hubo una época en que, al lado de otros pueblos Arios, los Persas también adoraron los elementos de
la naturaleza, de cuyos favores ellos dependían para las cosas buenas de la vida. Sin embargo esos
favores no se ganaban por medio del cumplimiento de obligaciones morales ni actos de amor. De
hecho, era el comienzo primitivo del espíritu científico, tratando de liberar las fuentes ocultas de los
poderes de la naturaleza. Sin embargo a través de todo ello debió existir corrientes mas profundas que
contradecían ese culto al poder y planteaban un mundo de una bondad interior infinita más valiosa que
las ganancias materiales. Esas voces no fueron muy fuertes al principio ni compartidas por la mayoría
de las personas; pero su influencia como la vida que yace dentro de la semilla, estaba trabajando
silenciosamente. Entonces aparece el gran maestro y en su vida y mente ese fuego escondido de la
verdad, estalla en una verdadera llama. Lo mejor de las personas trabaja durante largos períodos de
oscuridad, representado en sutilizas y murmullos, hasta cuando encuentra su voz y entonces no volverá
a ser silenciada. Esa voz se convierte en la voz de la humanidad y ya no está limitada a un período ni
un pueblo en particular. Trabaja durante períodos de silencio y encubrimiento, depresión y derrota y
surge nuevamente muchas veces con una fuerte llamada. Es una llamada, una llamada al combatienteel
combatiente contra la mentira- contra todo lo que desvía al espíritu del hombre de su misión de
liberarse de las garras del materialismo. La voz de Zaratustra es una voz viva, no un simple interés
académico de estudiosos historiadores que tratan con los hechos muertos del pasado. No es una voz
para guiar una pequeña comunidad de hombres en los diarios detalles de su vida. ¿No hemos visto que
en sus enseñanzas religiosas Zaratustra fue el primer maestro que lanzó su voz a todas las razas y a
todos los pueblos, a través del tiempo y el espacio?. El no fue un hombre que encendió una lámpara
que friccionó por simple azar y sabiendo que no podía compartirlo con todos, lo escondió
egoístamente para su propio uso doméstico. El fue el vigía nocturno quien solitariamente hizo guardia
en el pico de la montaña, mirando al Este y comenzó a cantar los poemas de la luz al mundo durmiente,
cuando el sol comenzó a brillar en el borde del horizonte. El declaró que el sol de la verdad es para
todos, que su luz es para unir a todos. Un mensaje de esa naturaleza siempre exaltó el antagonismo de
aquellos cuyos hábitos se habían vuelto nocturnales y sus intereses eran solo en la oscuridad. Durante
la vida del profeta hubo constantes luchas entre sus seguidores y aquellos que eran adictos a las
ceremonias tradicionales pero que carecían de verdad.
Se nos ha dicho que “Zaratustra descendía de una familia real” y también que los primeros conversos a
su doctrina, eran de la casta gobernante. Los sacerdotes, “los Kavis y los Karapans a menudo tenían
éxito en atraer a los gobernantes hacia su causa”. Encontramos, pues, que en esta lucha, los príncipes
de los alrededores se dividieron en dos bandos opuestos, como sucedió en la India, en la guerra de
Kurukshetra. “Con los príncipes se han unido los Kavis y los Karapans para corromper al hombre con
sus malas acciones.” Entre los príncipes que se unieron contra Zaratustra, como su enemigo, estaba
incluido el poderoso Bendva, mencionado en Yasna 49, 1-2. De su contenido podemos deducir que se
alineó del lado de los infieles. Los Grehma parece que pertenecían a una familia o raza de sangre real
( Yasna 32, 12-14). Con respecto a ellos se dice que “ se aliaron con los Kavis y los Karapans para
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establecer su poder y vencer al profeta y sus partidarios. La oposición entre los devotos y los impíos,
los creyentes y los no-creyentes condujo en varias ocasiones a combates abiertos. El profeta le pide a
Ahura que otorgue la victoria a sus seguidores cuando los ejércitos se enfrenten en combate, de tal
manera que pueda derrotar a los malvados y causarles dolor y problemas.”
Existen evidencias en nuestras leyendas Indias de que en la antigua India también hubo batallas entre
los representantes de la fe ortodoxa y los Kshatriyas, quienes debido a su vocación especial tenían una
libertad comparativa mental, acerca de su religión, de la observación externa. Las pruebas son lo
suficientemente fuertes para creer que las religiones monoteístas tuvieron su origen en las castas
gobernantes de esos días, aun cuando un gran número las combatió..
En otro aparte he planteado el crecimiento en la antigua India de los elementos morales y espirituales
de su religión que han acompañado al pueblo Indo Ario desde los tiempos de la edad Indo-Iraní, lo cual
muestra cómo la lucha con sus fuerzas antagónicas ha continuado a través de la historia de India. He
mostrado cómo la revolución que acompañó las enseñanzas de Zaratustra, que terminaron en fuertes
luchas, tiene una analogía muy cercana con la revolución religiosa de India cuyos ideales aun se
conservan en el Bhagavadgita.
Es interesante anotar que el crecimiento de los mismos ideales en la misma raza, en situaciones
geográficas diferentes, ha producido resultados, que a pesar de la unidad, tiene algunos aspectos que
los diferencian. El monoteísmo Iraní es más ético, mientras que el Indio es más metafísico en su
carácter. Esta diferencia en su respectivo desarrollo espiritual se debe, sin lugar a dudas, a la más
vigorosa actividad en la vida diaria de la antigua Persia, comparada con la quietud contemplativa de la
mente de los Indios. Esta distinción de los últimos, se debe, en gran medida, a las condiciones
climáticas del país, la fertilidad de su suelo y las grandes planicies del Norte de India, que no
presentan mayores obstáculos en la naturaleza física diaria que el hombre debe enfrentar, mientras que
el clima de Persia es mas fuerte y el suelo mas duro de trabajar. El ideal Zoroastriano ha aceptado el
desafío del principio de la maldad y se ha alineado en la lucha del lado de Ahura Mazda, el grande, el
bueno, el sabio. En la India, aun cuando el lado ético no está ausente, se ha hecho un mayor énfasis en
la realización subjetiva a través de una supresión estoica de los deseos y el logro de una ecuanimidad
perfecta de la mente, cultivando una indiferencia a todo lo que proporcione placer y dolor. La idea
aquí, sobre la cual la mente del hombre ha cavilado por muchos años, en intenso silencio
introspectivo, es que el hombre, como ser espiritual, tiene que comprender la verdad y romper la
envoltura de su propio yo. Todos los deseos y sentimientos que limiten su ser, lo mantienen alejado de
la región de la libertad espiritual.
El espíritu de creación, del hombre, está a la expectativa de encontrar su ulterior libertad en una
inefable iluminación de Verdad. La aspiración en la India, es lograr lo infinito en el espíritu del
hombre. De otro lado, como ya lo he dicho anteriormente, el ideal del Zoroastrismo Persa, es
claramente ético. Llama al hombre a trabajar juntos con el Espíritu Eterno del Bien para diseminar y
mantener Kshastra, el Reino de la Rectitud, contra todos los ataques de la maldad. Este ideal nos
depara un sitio como colaboradores de Dios para distribuir sus Bendiciones sobre todo el mundo.
Esto es claro para el hombre sabio así como para el que piensa cuidadosamente; aquel que sostiene
la Verdad con toda su fuerza y poder, aquel que sostiene la Verdad como lo máximo en su palabra y
obras, ese es en verdad tu ayudante más valioso, Oh Mazda Ahura”- Yasna, 31:22
De verdad, es un momento supremo para todos nosotros, que el mundo humano se encuentra en lucha
constante entre aquello que nos salvará y lo que nos llevará al abismo del desastre. Nuestra gran
esperanza es que Ahura Mazda está de nuestro lado si elegimos el camino recto. La ley de la guerra
tiene un carácter severo, no permite compromisos. Zaratustra dice: “¡Ninguno de ustedes encontrará la
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doctrina y preceptos del malvado; ya que con eso el trae dolor y muerte a su casa y villa a su tierra y a
su pueblo! . No, toma tu espada y corta al malvado”- Yasna, 31:18.
Esta actitud inexorable de lucha nos recuerda el espíritu del Viejo Testamento. El aspecto heroico
activo de esta religión, refleja el carácter mismo de la gente, quienes mas tarde incrementaron sus
conquistas a lo largo y ancho y construyeron imperios con el poder de sus espadas. Aceptaron este
mundo con mucha seriedad. Tenían gusto por la vida y confianza en su fortaleza. Pertenecían a la
mitad occidental de Asia y su gran influencia viajó a través de las civilizaciones vecinas de India hacia
el Continente Occidental. Su ideal era el del combatiente. Por el poder de su voluntad y actos de
sacrificios conquistarían haurvatat, bienestar en este mundo y ameretat, inmortalidad en otro. Este es el
mejor ideal de Occidente, la gran verdad de la lucha. El Paraíso debe ganarse a través de la conquista.
Esta tarea sagrada es para los héroes, quienes deben estar del lado correcto en la batalla y con las armas
adecuadas.