martes, 13 de noviembre de 2012
domingo, 11 de noviembre de 2012
LA
TEOLOGIA DE LOS GAZAS
Es
importante, como una consideración preliminar, anotar que el tipo de
religión predicada por
Zaratustra
es lo que se llama religión reflexiva. Consiste en una fusión de
una Vista del Mundo y una
Forma
de Vida que se ofrece al creyente potencial para que la adopte,
después de reflexionar, por ser
digna
de aceptación. Un creyente es aquel que elige encontrar el mundo en
la forma que la religión lo
ha
declarado y, muy importante, se compromete a vivir de acuerdo la
Forma de Vida que se le
presenta.
¿Cuál
es el punto de vista de Zaratustra en los Gazas? Zaratustra concibe
el mundo en el que vivimos,
como
un teatro del conflicto entre dos espíritus morales (mainyus)
diametralmente opuestos,
representan
actitudes mentales en el campo psicológico y también vectores
morales opuestos en toda la
creación.
Estos espíritus son el Espíritu de Bondad (Spenta Mainyu) y el
Espíritu de Maldad (Angre
Mainyu,
que no se menciona en los Gazas sino en la literatura posterior). Sus
características están
definidas
con relación al concepto primordial de la teología de Zaratustra,
Asha, que generalmente se
traduce
por Verdad. La Verdad en este sentido se entiende como Verdad
Absoluta, es decir la forma
ideal
de la existencia del mundo, como lo ha concebido Ahura Mazda. Es la
forma que el mundo
debiera
tener, pero que es impedido por la acción del espíritu del Mal. Lo
correcto es actuar de acuerdo
a
la Verdad, por lo tanto Asha también se traduce como Rectitud. De
hecho, ya que la teología de
Zaratustra
esta siempre proyectada con una dimensión moral, Asha conlleva el
doble significado de
Verdad
y Rectitud.
Comprendemos
al mundo como una creación divina, intrínsicamente buena,
contaminada por el mal,
pero
que puede ser perfeccionada por las acciones de los humanos en razón
de su capacidad de
elección
moral. La acción humana puede promover el bien y rechazar el mal y
llevarlo a su eventual
desaparición
del mundo, aun cuando puede seguir existiendo como una posibilidad
conceptual.
De
aquí se desprende la Forma de Vida en la teología de Zaratustra. De
acuerdo con ella, los seres
humanos
poseen, tal vez cultivado en diferentes grados, la calidad de la
Buena Mente, Vohu Mana, que
es
una creación divina en sí misma. La Buena Mente nos permite
entender Asha, la Verdad Ideal;
también
nos permite ver cualquier aspecto del mundo y reconocerlo por lo que
es, por ejemplo, en que
forma
y magnitud es imperfecto. Esto se aprecia al mirar la realidad y
comprender que tanto se desvía
de
su estado ideal, es decir, Asha. Esta forma de conciencia moral es lo
que se conoce como buenpensar.
De
este buen-pensar uno recibe inspiración para hacer lo que es recto,
corregir el error para
perfeccionar
el estado imperfecto. Cuando se formula y se sigue el curso de acción
adecuado se le
llama
buena palabra.
La
inspiración que conduce a la acción es Spenta Armaity, traducida en
el contexto religioso como
Piedad
o Devoción y en el contexto moral, como Benevolencia o Recto-Pensar.
Este espíritu es otro
aspecto
de la Divinidad que nos inclina a pasar de la concepción recta a la
acción recta. Por lo tanto,
con
valor y confianza ponemos nuestros buenos- pensamientos e intenciones
bien-formuladas, en
acción.
A esto se le llama buena-obra. Así cristalizamos la trilogía
Zoroastriana, frecuentemente
repetida:
Buenos-pensamientos, Buenas-palabras y Buenas-acciones.
La
consecuencia de las acciones que están acordes con esta forma de
vida es que al actuar según Asha,
conduce
al mundo hacia la perfección en cualquier forma y magnitud. En el
mundo social traemos un
cambio
que conduce a un orden social meritorio. Conforme el orden social se
transforma en una
condición
ideal, adquirimos el dominio ideal en el cual la persona de mente
recta es feliz. Este estado
social
ideal es conocido con el término Gázico Kshastra Vairya, otro de
los aspectos divinos.
La
persona que vive de acuerdo con esta forma de vida alcanza un estado
de bienestar, un estado de
integridad
síquica y espiritual que podría clasificarse como perfecto, en esta
condición mundana. A
este
estado se le conoce con el nombre Gázico de Haurvatat. La persona
que ha vivido una vida de esa
forma,
al morir, llega a un estado de felicidad inmortal, conocido como
Ameretat.
En
los Gazas, la vida después de la muerte se considera como un estado
cuyo carácter es la
consecuencia
de la calidad moral de la vida de la persona. La idea del juicio
final a la persona se
expresa
dramáticamente en el cruce del Puente de la Separación (chinvad
peretu), donde los virtuosos
cruzan
hacia la Casa de las Canciones, la mansión celestial, y permanecen
en un estado “Mejor
Conciencia”.
Los malvados caen en la Casa de la Falsedad, donde permanecen en un
estado de “Peor
Conciencia”,
apartados de la Verdad.
Las
enseñanzas de los Gazas se centran en que el mundo está afectado
por el sufrimiento, la injusticia,
la
imperfección. La meta consiste en transformarlo y llevarlo a la
perfección, es decir, de acuerdo con
la
Verdad, por medio del poder de la Buena Mente. Un mundo así de
perfecto traerá, progresivamente,
satisfacción
a toda la buena creación. En esta forma se inauguraría el reino
deseado, Khshathra Vairya,
donde
la sociedad ideal manifestaría una existencia social pacífica,
dentro de la cual todos los intereses
estarían
balanceados y armonizados en un orden justo, ya que esa es la
implicación de Asha. Este
objetivo
depende de un pensamiento humano iluminado y una resolución humana
mentalmente
correcta.
De acuerdo a los Gazas esta es la meta religiosa y la voluntad de
Ahura Mazda es que se
realice
martes, 23 de octubre de 2012
DIOS HA MUERTO.
Muchos conocemos esta frase y quien la dijo. Aquí está todo el contexto de la misma: una auténtica descripcion de la era actual.
“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.”
Fiedich Nietsche. La gaya ciencia.
Muchos conocemos esta frase y quien la dijo. Aquí está todo el contexto de la misma: una auténtica descripcion de la era actual.
“¿No habéis oído hablar de ese hombre loco que, en pleno día, encendía una linterna y echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “busco a Dios, busco a Dios”? Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocó la hilaridad. “Qué, ¿se ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se precipitó en medio de ellos y los traspasó con la mirada: “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, les gritó. ¡Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo! ¡Todos somos sus asesinos! Pero, ¿cómo hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado, de todos lados? ¿Hay aún un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No veis oscurecer, cada vez más, cada vez más? ¿No es necesario encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Nada olfateamos aún de la descomposición divina? ¡También los dioses se descomponen! ¡Dios ha muerto y nosotros somos quienes lo hemos matado! ¿Cómo nos consolaremos, nosotros, asesinos entre los asesinos? Lo que el mundo poseía de más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos veremos forzados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este acto? ¿No estamos forzados a convertirnos en dioses, al menos para parecer dignos de los dioses? No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí calló el loco y miró de nuevo a sus oyentes; ellos también callaron y le contemplaron con extrañeza. Por último, arrojó al suelo la linterna, que se apagó y rompió en mil pedazos: “He llegado demasiado pronto, dijo. No es aún mi hora. Este gran acontecimiento está en camino, todavía no ha llegado a oídos de los hombres. Es necesario dar tiempo al relámpago y al trueno, es necesario dar tiempo a la luz de los astros, tiempo a las acciones, cuando ya han sido realizadas, para ser vistas y oídas. Este acto está más lejos de los hombres que el acto más distante; y, sin embargo, ellos lo han realizado.”
Fiedich Nietsche. La gaya ciencia.
sábado, 20 de octubre de 2012
POEMA ATRIBUIDO A PRISCILIANO
Quiero desatar y quiero ser desatado.
Quiero salvar y quiero ser salvado.
Quiero ser engendrado.
Quiero cantar; cantad todos.
Quiero llorar: golpead vuestros pechos.
Quiero adornar y quiero ser adornado.
Soy lámpara para ti, que me ves.
Soy puerta para ti, que llamas a ella.
Tú ves lo que hago. No lo menciones
La palabra engañó a todos, pero yo no fui
completamente engañado.
—Himno a Jesucristo, atribuido a Prisciliano.
Quiero desatar y quiero ser desatado.
Quiero salvar y quiero ser salvado.
Quiero ser engendrado.
Quiero cantar; cantad todos.
Quiero llorar: golpead vuestros pechos.
Quiero adornar y quiero ser adornado.
Soy lámpara para ti, que me ves.
Soy puerta para ti, que llamas a ella.
Tú ves lo que hago. No lo menciones
La palabra engañó a todos, pero yo no fui
completamente engañado.
—Himno a Jesucristo, atribuido a Prisciliano.
sábado, 13 de octubre de 2012
viernes, 12 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
A
PROPÓSITO DEL TOTALITARISMO
Texto aparecido en La Nouvelle Revue d’histoire
(2004)
Texto aparecido en La Nouvelle Revue d’histoire
(2004)
Notable
cuadro descriptivo de las prácticas totalitarias del siglo XX, la
obra colectiva Une si longue nuit (Una noche tan larga) –publicada
bajo la dirección de Stéphane Courtois– permite zanjar
definitivamente ciertos puntos controvertidos, empezando por la
legitimidad política y moral que resulta de la comparación entre la
Alemania nazi y el comunismo soviético, y que llega a considerar
estos dos regímenes más allá de lo que los distingue como
representantes típicos de una forma política radicalmente nueva: el
totalitarismo.
Falta
por saber si el totalitarismo, en tanto producto innegable de la
modernidad, ligado en su práctica a la racionalidad
tecno-burocrática de las sociedades industriales, no tiene también
cierto parentesco con otras formas políticas modernas. George L.
Mosse pudo escribir que «Robespierre se habría sentido plenamente
en casa en una reunión nazi de masas». Algunos podrían establecer
también un paralelo entre el jacobinismo de 1793 y lo que Jacob
Talmon llamó la «democracia totalitaria». Jacques Julliard afirmó
por su parte: «El totalitarismo es, quizá, la democracia menos el
sistema liberal representativo». Propósito que parece inscribirse
en falso contra la alternativa contenida en el título de la
colección donde aparece esta obra: «Democracia o totalitarismo».
Pero
podríamos ir más lejos. Preguntarse acerca del totalitarismo exige,
en efecto, examinar la mentalidad que la sostiene, identificar la
naturaleza de sus aspiraciones. El fenómeno totalitario está
fechado históricamente; pero la mentalidad que lo hace posible viene
sin duda alguna de más lejos.
Los
regímenes totalitarios han masacrado a gran escala y de una manera
nunca antes vista. ¿Pero por qué lo hacen? Los amos de dichos
regímenes no masacran por placer –hay que recordarlo– pero no
sabemos por qué considerarían necesarias dichas masacres. No basta
con describir el crimen; hay que preguntarse por las motivaciones del
criminal.
Podríamos
evocar aquí temas como la absolutización de la subjetividad («sólo
me interesan los míos, los demás hombres son demasiados»), el
deseo titánico o mesiánico de crear un «hombre nuevo» –deseo
acorde con la exaltación del novum propio de la ideología del
progreso– o incluso el tema del tercero excluido, que consiste en
considerar al mundo dividido en dos campos en donde uno debe
desaparecer («quien no está conmigo está contra mí»).
Pero
el corazón del totalitarismo está en otra parte. Lo que los
regímenes totalitarios buscan cuando quieren erradicar al «enemigo
de clase» o «de raza», no es solamente suprimir cualquier
oposición. Es alinear el conjunto del cuerpo social en un modelo
único que se presume como el mejor. Es en el fondo la pasión de lo
Mismo, la voluntad de reducir a lo único cualquier diversidad
humana, cualquier complejidad de lo social, lo que los hace suprimir
cualquier diferencia, cualquier desviación, cualquier pluralidad.
Para definir esta voluntad por uniformar podríamos aludir a la
ideología de lo Mismo y trazar su genealogía. Hace mucho, esto se
limitaba a establecer que los hombres –más allá de lo que los
distinguía en su existencia concreta– eran portadores de un alma
que los ponía en una relación de igualdad ante Dios. Pero en la era
moderna esta idea fue rebajada a la esfera profana. A la idea de que
todos los hombres son fundamentalmente los mismos se suma la
convicción de que también lo debían ser aquí abajo, al precio de
suprimir las diferencias. En suma, se trata de hacer siempre a los
hombres más semejantes. Es lo que los regímenes totalitarios han
intentado hacer sólo que con mayor brutalidad.
Si
admitimos que esta pasión por lo Mismo está en el corazón del
totalitarismo, entonces las formas que asume se vuelven secundarias.
Si definimos al totalitarismo no por sus prácticas ni por sus
métodos, sino por su intención y su finalidad, se nos revela otra
visión. Y nos conduciría a responder sin optimismo la cuestión que
plantea Courtois: «Sólo el futuro dirá si el fenómeno totalitario
no ha sido más que un paréntesis en el corazón del siglo XX, o si
sigue su curso bajo una forma nueva en el siglo XXI».
Así,
la ideología de lo Mismo más que nunca se encuentra en marcha. El
irresistible movimiento de globalización, de esencia tecno-económica
y financiera, cada día tiende más a desarraigar a los pueblos y las
culturas, a las identidades colectivas y los modos de vida
diferenciados. Los poderes públicos disponen además, hoy día, de
medios de control que los antiguos regímenes totalitarios apenas
pudieron soñar. ¿No sería posible llegar con suavidad, e incluso
con el consentimiento de las víctimas, al estado de uniformidad que
los sistemas totalitarios intentaron instaurar mediante la violencia?
Tocqueville y Nietzsche, en registros muy diferentes, parecen haber
previsto esto. El planeta transformado en un inmenso mercado
homogéneo, una sociedad de vigilancia que poco a poco impone su
designio: la «nueva forma» del totalitarismo no puede ser otra más
que ésta.
Alain
de Benoist
Traducción
de José Antonio Hernández García
2
sábado, 29 de septiembre de 2012
jueves, 27 de septiembre de 2012
LAS CANCIONES SAGRADAS DE ZARATUSTRA
PROLOGO
A LAS CANCIONES
SAGRADAS
DE ZARATUSTRA
-RABINDRANATH
TAGORE-
El
hecho más importante de la fascinante historia de Irán, es la
reforma religiosa implantada por
Zaratustra.
Él fue el primer hombre, que sepamos, que le dio un carácter moral
y una dirección a la
religión
y al mismo tiempo enseñó la doctrina del monoteísmo que ofreció
una base eterna de realidad
a
la bondad, como ideal de perfección. Todas las religiones del tipo
primitivo tratan de mantener al
hombre
sujeto a través de regulaciones de cumplimiento externo. No hay duda
de que este tipo de
normas
tiene el efecto hipnótico de sugerir vagamente una realidad de bien
y mal; sin embargo, la
poca
luz que arrojan producen fantasmas que conducen al hombre a
aberraciones. Zaratustra fue el mas
grande
de los profetas pioneros que mostraron el camino de la libertad al
hombre, la libertad de la
escogencia
moral, la libertad de la obediencia ciega a preceptos sin significado
alguno, libertad de la
multiplicidad
de templos que alejan nuestra práctica religiosa de una devoción
simple y casta. Para
muchos
de nosotros, hoy, nos parece una verdad elocuente cuando se nos dice
que la bondad moral de
un
acto viene de la bondad de la intención. Sin embargo es una verdad
que una vez llegó a un hombre
como
un rayo de luz revelador, en medio de la oscuridad pero que aun no ha
llegado a todos los
rincones
oscuros de la humanidad. Todavía podemos observar personas que
siguen temerosamente los
caminos
del formalismo ciego, con la esperanza de ganar méritos y que no
tienen una fuente moral en
su
mente. Esto nos ayudará a entender la grandeza de Zaratustra. Aun
cuando se encontraba rodeado de
seguidores
de ritos mágicos, proclamó en esos oscuros días, desprovistos de
razón, que la religión
tiene
su verdad basada en el significado moral, no en las prácticas
externas de valor imaginario y que
solo
eso puede sostener al hombre en su vida de buenos pensamientos,
buenas palabras y buenas
acciones.
La
expresión externa de la verdad alcanza su simplicidad a través de
su realización interna. La
verdadera
simplicidad es la fisonomía de la perfección. En el estado
primitivo del crecimiento
espiritual,
cuando el hombre está escasamente conciente del misterio del
infinito en su vida y en su
mundo,
cuando él no está completamente en conocimiento del carácter
interno de su relación con esta
verdad,
su primer sentimiento es de temor o de ambición de ganancias. Esto
lo conduce a
exageraciones
en el culto, convulsiones alocadas de ceremonialismo. Pero en las
enseñanzas de
Zaratustra,
que se pueden apreciar a través de sus Gazas, no existe casi mención
alguna de ritualismos
de
adoración. La conducta y sus motivos morales, tales como Vohu Mano,
Asha y Aramaiti, reciben
prácticamente
toda la atención.
La
forma ortodoxa de adoración Persa en el antiguo Irán, incluía
sacrificios de animales y ofertas de
haoma
a los daevas. Que todo esto haya sido descontinuado por Zaratustra,
demuestra no solo su
coraje,
sino la fortaleza de su convencimiento del Ser Supremo como Espíritu.
Se dice que Plutarco
mencionó:
“Zaratustra le enseñó a los Persas a sacrificar a Ahura Mazda
votos y actos de
agradecimiento.”
Se puede apreciar la gran diferencia que existe entre la fe en la
eficacia de los ritos
4
mágicos
sangrientos y el cultivo de los ideales morales y espirituales como
la verdadera forma de
adoración.
Es maravilloso ver como Zaratustra fue el primer hombre que cruzó
esta distancia con
certeza
de convicción la cual impartió ese fervor de fe en su vida y en sus
palabras. La verdad que
cultivó
su mente no fue algo que consiguiera prestado de libros ni que
hubiera recibido de maestros.
No
llegó allí siguiendo un camino especificado por las tradiciones. Le
llegó como una iluminación de
toda
su vida, casi como una comunicación de su propio ser y él proclamó
la inmediatez de su
conocimiento
con estas palabras:
“Cuando
Te percibí. Oh Mazda, como el Primero y el Ultimo. Como el más
Adorable,
como
el Padre del Buen Pensamiento, como creador de la Verdad y de lo
Justo, como el Señor Juez de
nuestros
actos en la vida, entonces hice un lugar para Ti en mis propios
ojos”- Yasna,31-8
(Traducción
D.J. Irani)
Lo
inquieto de su propia alma le hizo decir:
“Así
anuncio al Más Grande de todos, elaboro mis cantos de alabanza a Él
a través de la Verdad, que
ayuda
y beneficia a todos los seres vivientes. Permitan que Ahura Mazda los
oiga con Su Espíritu
Sagrado,
ya que la Buena Mente me instruyo como adorarlo, Su Sabiduría me
enseñará lo que es
mejor”.
Yasna 45-6.
La
verdad a la cual no se llega a través de un proceso analítico de
razonamiento y no depende para
pruebas
de la comprobación de hechos externos, o la fe y prácticas
prevalecientes de la gente, la verdad
que
llega como una inspiración, fuera de contexto con el ambiente que lo
rodea, trae consigo la
seguridad
de que procede de una fuente divina de sabiduría y que la persona
que lo ha recibido ha sido
especialmente
escogido y por lo tanto tiene una responsabilidad como mensajero de
Dios. Zaratustra
sintió
lo sagrado de su misión y creyó ser el medio directo de
comunicación de la Verdad Divina.
Cuando
el hombre trata a Dios como el dispensador de beneficios para quien
lo adore y conoce el
secreto
de propiciarlo, trata de mantenerlo para sí mismo o la tribu a la
que pertenece. Pero cuando
cautiva
la verdadera naturaleza moral y espiritual de Dios, que antes dio
unidad a un pueblo en
particular,
este conocimiento es lanzado abiertamente a toda la humanidad y ese
conocimiento que una
vez
dio unidad aun pueblo especial, trasciende los límites de la raza y
reúne a todos los seres humanos
dentro
de un círculo espiritual de unión. Zaratustra fue el primer profeta
que emancipó la religión de la
estrecha
idea de un Dios tribal, el Dios de un pueblo escogido y lo ofreció
al hombre universal. Este es
un
hecho extraordinario en la historia de la religión. El maestro dijo,
cuando la iluminación llegó a él:
“En
verdad creo que Tu, Oh Ahura Mazda, eres el Dios Supremo Benevolente,
cuando Sraosha o a mí
con
la Buena Mente, cuando recibí Tu palabra por primera vez y ella me
hizo sabio y aun cuando la
tarea
es difícil y la desgracia llegue a mí, proclamaré a todo el mundo
Tu mensaje, que Tu has
declarado
que es el mejor”-
Yasna 43-11
El
ora a Mazda:
“Esto
te pregunto, dime verdaderamente, Oh Ahura, cual es la religión que
es mejor para todos los
hombres,
la religión basada en la verdad, que hace prosperar todo lo mío, la
religión que establece
nuestras
acciones en orden y justicia a través de las Canciones Divinas de la
Perfecta Reverencia y
que
a través de su deseo inteligente, te desea a Ti, Oh Mazda”. Yasna
44-10
5
Con
la firme seguridad y esperanza de alguien que ha recibido una visión
directa de la Verdad, le habla
al
mundo:
“¡Préstenme
atención, Ustedes que han venido desde lejos y desde cerca! Óiganme,
pues hablaré
ahora;
pesen bien todas las cosas, pesen mis palabras con cuidado y con
mente clara. El falso maestro
no
volverá a destruir el mundo por segunda vez, ya que su lengua
permanecerá muda y su credo ha
sido
expuesto”-Yasna
45-1
Creo
que se puede decir sin ninguna duda que tan alta concepción de la
religión, pronunciada con tanta
claridad,
con una convicción tan segura de que es una verdad del máximo ideal
de perfección que debe
revelarse
a la humanidad, aun al costo de su propio martirio, es único en la
historia de la religión en
una
época tan remota del despertar de la civilización.
Hubo
una época en que, al lado de otros pueblos Arios, los Persas también
adoraron los elementos de
la
naturaleza, de cuyos favores ellos dependían para las cosas buenas
de la vida. Sin embargo esos
favores
no se ganaban por medio del cumplimiento de obligaciones morales ni
actos de amor. De
hecho,
era el comienzo primitivo del espíritu científico, tratando de
liberar las fuentes ocultas de los
poderes
de la naturaleza. Sin embargo a través de todo ello debió existir
corrientes mas profundas que
contradecían
ese culto al poder y planteaban un mundo de una bondad interior
infinita más valiosa que
las
ganancias materiales. Esas voces no fueron muy fuertes al principio
ni compartidas por la mayoría
de
las personas; pero su influencia como la vida que yace dentro de la
semilla, estaba trabajando
silenciosamente.
Entonces aparece el gran maestro y en su vida y mente ese fuego
escondido de la
verdad,
estalla en una verdadera llama. Lo mejor de las personas trabaja
durante largos períodos de
oscuridad,
representado en sutilizas y murmullos, hasta cuando encuentra su voz
y entonces no volverá
a
ser silenciada. Esa voz se convierte en la voz de la humanidad y ya
no está limitada a un período ni
un
pueblo en particular. Trabaja durante períodos de silencio y
encubrimiento, depresión y derrota y
surge
nuevamente muchas veces con una fuerte llamada. Es una llamada, una
llamada al combatienteel
combatiente
contra la mentira- contra todo lo que desvía al espíritu del hombre
de su misión de
liberarse
de las garras del materialismo. La voz de Zaratustra es una voz viva,
no un simple interés
académico
de estudiosos historiadores que tratan con los hechos muertos del
pasado. No es una voz
para
guiar una pequeña comunidad de hombres en los diarios detalles de su
vida. ¿No hemos visto que
en
sus enseñanzas religiosas Zaratustra fue el primer maestro que lanzó
su voz a todas las razas y a
todos
los pueblos, a través del tiempo y el espacio?. El no fue un hombre
que encendió una lámpara
que
friccionó por simple azar y sabiendo que no podía compartirlo con
todos, lo escondió
egoístamente
para su propio uso doméstico. El fue el vigía nocturno quien
solitariamente hizo guardia
en
el pico de la montaña, mirando al Este y comenzó a cantar los
poemas de la luz al mundo durmiente,
cuando
el sol comenzó a brillar en el borde del horizonte. El declaró que
el sol de la verdad es para
todos,
que su luz es para unir a todos. Un mensaje de esa naturaleza siempre
exaltó el antagonismo de
aquellos
cuyos hábitos se habían vuelto nocturnales y sus intereses eran
solo en la oscuridad. Durante
la
vida del profeta hubo constantes luchas entre sus seguidores y
aquellos que eran adictos a las
ceremonias
tradicionales pero que carecían de verdad.
Se
nos ha dicho que “Zaratustra descendía de una familia real” y
también que los primeros conversos a
su
doctrina, eran de la casta gobernante. Los sacerdotes, “los Kavis y
los Karapans a menudo tenían
éxito
en atraer a los gobernantes hacia su causa”. Encontramos, pues, que
en esta lucha, los príncipes
de
los alrededores se dividieron en dos bandos opuestos, como sucedió
en la India, en la guerra de
Kurukshetra.
“Con los príncipes se han unido los Kavis y los Karapans para
corromper al hombre con
sus
malas acciones.” Entre los príncipes que se unieron contra
Zaratustra, como su enemigo, estaba
incluido
el poderoso Bendva, mencionado en Yasna 49, 1-2. De su contenido
podemos deducir que se
alineó
del lado de los infieles. Los Grehma parece que pertenecían a una
familia o raza de sangre real
(
Yasna 32, 12-14). Con respecto a ellos se dice que “ se aliaron con
los Kavis y los Karapans para
6
establecer
su poder y vencer al profeta y sus partidarios. La oposición entre
los devotos y los impíos,
los
creyentes y los no-creyentes condujo en varias ocasiones a combates
abiertos. El profeta le pide a
Ahura
que otorgue la victoria a sus seguidores cuando los ejércitos se
enfrenten en combate, de tal
manera
que pueda derrotar a los malvados y causarles dolor y problemas.”
Existen
evidencias en nuestras leyendas Indias de que en la antigua India
también hubo batallas entre
los
representantes de la fe ortodoxa y los Kshatriyas, quienes debido a
su vocación especial tenían una
libertad
comparativa mental, acerca de su religión, de la observación
externa. Las pruebas son lo
suficientemente
fuertes para creer que las religiones monoteístas tuvieron su origen
en las castas
gobernantes
de esos días, aun cuando un gran número las combatió..
En
otro aparte he planteado el crecimiento en la antigua India de los
elementos morales y espirituales
de
su religión que han acompañado al pueblo Indo Ario desde los
tiempos de la edad Indo-Iraní, lo cual
muestra
cómo la lucha con sus fuerzas antagónicas ha continuado a través
de la historia de India. He
mostrado
cómo la revolución que acompañó las enseñanzas de Zaratustra,
que terminaron en fuertes
luchas,
tiene una analogía muy cercana con la revolución religiosa de India
cuyos ideales aun se
conservan
en el Bhagavadgita.
Es
interesante anotar que el crecimiento de los mismos ideales en la
misma raza, en situaciones
geográficas
diferentes, ha producido resultados, que a pesar de la unidad, tiene
algunos aspectos que
los
diferencian. El monoteísmo Iraní es más ético, mientras que el
Indio es más metafísico en su
carácter.
Esta diferencia en su respectivo desarrollo espiritual se debe, sin
lugar a dudas, a la más
vigorosa
actividad en la vida diaria de la antigua Persia, comparada con la
quietud contemplativa de la
mente
de los Indios. Esta distinción de los últimos, se debe, en gran
medida, a las condiciones
climáticas
del país, la fertilidad de su suelo y las grandes planicies del
Norte de India, que no
presentan
mayores obstáculos en la naturaleza física diaria que el hombre
debe enfrentar, mientras que
el
clima de Persia es mas fuerte y el suelo mas duro de trabajar. El
ideal Zoroastriano ha aceptado el
desafío
del principio de la maldad y se ha alineado en la lucha del lado de
Ahura Mazda, el grande, el
bueno,
el sabio. En la India, aun cuando el lado ético no está ausente, se
ha hecho un mayor énfasis en
la
realización subjetiva a través de una supresión estoica de los
deseos y el logro de una ecuanimidad
perfecta
de la mente, cultivando una indiferencia a todo lo que proporcione
placer y dolor. La idea
aquí,
sobre la cual la mente del hombre ha cavilado por muchos años, en
intenso silencio
introspectivo,
es que el hombre, como ser espiritual, tiene que comprender la verdad
y romper la
envoltura
de su propio yo. Todos los deseos y sentimientos que limiten su ser,
lo mantienen alejado de
la
región de la libertad espiritual.
El
espíritu de creación, del hombre, está a la expectativa de
encontrar su ulterior libertad en una
inefable
iluminación de Verdad. La aspiración en la India, es lograr lo
infinito en el espíritu del
hombre.
De otro lado, como ya lo he dicho anteriormente, el ideal del
Zoroastrismo Persa, es
claramente
ético. Llama al hombre a trabajar juntos con el Espíritu Eterno del
Bien para diseminar y
mantener
Kshastra, el Reino de la Rectitud, contra todos los ataques de la
maldad. Este ideal nos
depara
un sitio como colaboradores de Dios para distribuir sus Bendiciones
sobre todo el mundo.
“Esto
es claro para el hombre sabio así como para el que piensa
cuidadosamente; aquel que sostiene
la
Verdad con toda su fuerza y poder, aquel que sostiene la Verdad como
lo máximo en su palabra y
obras,
ese es en verdad tu ayudante más valioso, Oh Mazda Ahura”- Yasna,
31:22
De
verdad, es un momento supremo para todos nosotros, que el mundo
humano se encuentra en lucha
constante
entre aquello que nos salvará y lo que nos llevará al abismo del
desastre. Nuestra gran
esperanza
es que Ahura Mazda está de nuestro lado si elegimos el camino recto.
La ley de la guerra
tiene
un carácter severo, no permite compromisos. Zaratustra dice:
“¡Ninguno de ustedes encontrará la
7
doctrina
y preceptos del malvado; ya que con eso el trae dolor y muerte a su
casa y villa a su tierra y a
su
pueblo! . No, toma tu espada y corta al malvado”- Yasna,
31:18.
Esta
actitud inexorable de lucha nos recuerda el espíritu del Viejo
Testamento. El aspecto heroico
activo
de esta religión, refleja el carácter mismo de la gente, quienes
mas tarde incrementaron sus
conquistas
a lo largo y ancho y construyeron imperios con el poder de sus
espadas. Aceptaron este
mundo
con mucha seriedad. Tenían gusto por la vida y confianza en su
fortaleza. Pertenecían a la
mitad
occidental de Asia y su gran influencia viajó a través de las
civilizaciones vecinas de India hacia
el
Continente Occidental. Su ideal era el del combatiente. Por el poder
de su voluntad y actos de
sacrificios
conquistarían haurvatat, bienestar en este mundo y ameretat,
inmortalidad en otro. Este es el
mejor
ideal de Occidente, la gran verdad de la lucha. El Paraíso debe
ganarse a través de la conquista.
Esta
tarea sagrada es para los héroes, quienes deben estar del lado
correcto en la batalla y con las armas
adecuadas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)